ISSN: 1130-2887 - eISSN: 2340-4396

DOI: https://doi.org/10.14201/alh.21992

Venezuela en etapa de colapso macroeconómico: Un análisis histórico y comparativo

Venezuela at the stage of macroeconomic collapse: A historical and comparative analysis

José Manuel PUENTE

IESA

jose.puente@iesa.edu.ves

Jesús Adrián RODRÍGUEZ

Universidad de Cardiff

RodriguezMorenoJ@cardiff.ac.uk

Envío: 2019-12-16

Aceptado: 2020-06-19

First View: 2020-07-30

Publicación: 2020-08-04

RESUMEN: Para el 2018, se había perdido el 49,32 % del PIB total de Venezuela en tan solo cinco años (2014-2018). Realizando un análisis histórico y comparativo con el paquete econométrico Stata, se evidencia que esta evolución agregada del PIB representa el peor desempeño macroeconómico en magnitud y duración en la historia de Venezuela (1950-2018), el peor de América Latina y el segundo peor en el mundo en el periodo 1980-2018.

Palabras clave: políticas macroeconómicas; colapso económico; análisis macroeconómico del desarrollo; enfermedad holandesa; revolución bolivariana.

ABSTRACT: By 2018, Venezuela had lost 49.32% of its total GDP in just five years (2014-2018). Performing a historical and comparative analysis with Stata’s econometrics package, results show that this aggregated evolution of GDP represents the worst macroeconomic performance in magnitude and duration in the history of Venezuela (1950-2018), the worst in Latin America and the second worst in the world in the period 1980-2018.

Keywords: macroeconomic policy; economic collapse; macroeconomic analysis of development; Dutch disease; Bolivarian revolution.

I. Introducción

Es difícil explicar el actual colapso que vive la economía venezolana. En el año 2018, de acuerdo con el Banco Central de Venezuela (BCV), el Producto Interno Bruto[1] cayó un 19.6 %, con lo cual para el cierre del 2018 estaríamos en presencia de la peor crisis en magnitud y duración de nuestra historia económica, en la cual se habría perdido el 49,32 % del PIB total en tan solo cinco años (2014-2018). Venezuela además tiene una década entre las diez inflaciones más altas del mundo y para el 2018 de acuerdo con el FMI se proyectó en un 130.060 %, lo que se tradujo en la inflación más alta del mundo, sufriendo también niveles de escasez nunca vistos en la sociedad venezolana. El lado social del colapso económico es aún más devastador. De acuerdo con la Encuesta ENCOVI (2017) la pobreza aumentó del 45 % en 1998 al 87 % en 2017 y cerca de tres cuartas partes de su población ha perdido peso, debido a la abrupta caída del ingreso real y la fuerte escasez de bienes básicos, entre ellos alimentos y medicinas. Asimismo, el número de homicidios ha crecido a una tasa exponencial durante los años de la «Revolución Bolivariana», convirtiéndose en una de las más altas del mundo en el año 2017 con una magnitud de 89 homicidios por cada 100.000 habitantes (ENCONVI, 2017). Ante este panorama, surgen una afirmación y una interrogante: un colapso económico y social de estas magnitudes ocurrió en el país con las reservas petroleras más grandes del mundo y a solo tres años de haber recibido el impacto petrolero más extraordinario en magnitud y duración de su historia. En su reporte anual 2017 la OPEP certificó que las reservas probadas de petróleo de Venezuela estaban en un nivel de 300.880 millones de barriles, excediendo las de Arabia Saudita y oficialmente clasificando a Venezuela como el país con las más grandes reservas de petróleo del mundo, cifra que representa el 24,8 % de las reservas petroleras totales del planeta. De hecho, Venezuela en los últimos años, y particularmente desde el año 2004, ha experimentado el incremento de ingresos más grande registrado en la historia económica del país. Desde el año 1999 hasta el 2018 Venezuela recibió 947.000 millones de dólares por concepto de exportaciones petroleras. Asimismo, los precios de la canasta del petróleo venezolano subieron desde un promedio de US$ 14,6/barril en 1999 a US$ 52,11 en diciembre del 2018, llevando el precio promedio en el periodo 1999-2018 a más de US$ 55 por barril. En otras palabras, Venezuela vivió nuevamente un incremento de precios que generó una extraordinaria renta asociada al «milagro» petrolero. Sin embargo, paradójicamente, el país vive la crisis económica y social más aguda de su historia.

Pero, ¿qué significa este muy negativo desempeño económico y social en términos históricos y comparativos? El presente trabajo tiene como objetivo examinar el desempeño macroeconómico de Venezuela, utilizando datos mundiales del FMI para el periodo 1980-2018 para 192 países y datos del Banco Central de Venezuela para el lapso 1950-2018. El análisis hará especial énfasis en el periodo de la Revolución Bolivariana (1999-2018). A lo largo de los ocho epígrafes del artículo se desarrollará el análisis con la intención de comprender la situación actual de Venezuela y generar respuestas a las preguntas planteadas.

II. Contracción de la actividad económica

De acuerdo con las cifras del BCV (BCV, 2019) para el año 2018, Venezuela continuó por quinto año consecutivo en un ciclo recesivo: desde el primer trimestre del 2014 la economía venezolana ha experimentado veinte trimestres consecutivos de caída en la actividad económica. Al agregar la contracción del PIB para el año 2018 se muestra que la mitad de la producción total de bienes y servicios de la economía venezolana desapareció en los últimos cinco años. Un colapso macroeconómico solo comparable con economías africanas que han vivido grandes desequilibrios macroeconómicos o conflictos bélicos[2]. De hecho, el actual conflicto social y político que vive Venezuela en el 2019 genera un deterioro de las perspectivas que se tenían originalmente para el año, lo que lamentablemente representa otro año negativo en términos de desempeño macroeconómico para Venezuela. Para los años 2019 y 2020 no existen datos oficiales, pero de acuerdo con estimaciones y proyecciones del FMI, el PIB habrá caído en -25% y -15% respectivamente. Esto hace que la caída del PIB total sea mas dramática y este cercana al 70% para el periodo 2014-2020.

Analizando la variación del PIB desde 1950[3] (Gráfico I), se puede observar cómo la economía venezolana creció ininterrumpidamente durante veintinueve años (1950-1979) a una tasa promedio del 6,3 %, siendo una de las economías más estables y de mejor desempeño en el mundo. Sin embargo, durante el periodo 1980-1998 la tasa de crecimiento promedio se redujo a solo el 1,7 %, mostrando fuertes contracciones en los años 1983 y 1989, años en los cuales ocurrieron el «Viernes Negro»[4] y el «Caracazo», respectivamente. Asimismo, durante dicho periodo la economía experimentó un crecimiento acumulado del 30 %.

Por su parte, en el periodo de la Revolución Bolivariana[5] 1999-2018, a pesar de haber vivido el boom petrolero de mayor magnitud y duración de su historia económica, el PIB de Venezuela ha estado caracterizado por una alta volatilidad, experimentando años de crecimiento (18,3 %) en 2004 y de decrecimiento (-16,5 %) en 2016, lo cual evidencia, entre otros factores, una muy incoherente política económica. Del mismo modo, en el periodo 1999-2018 el PIB registra una tasa de crecimiento promedio del 0,26%, lo que representa menos de la octava parte de lo registrado en el periodo 1980-1998, lo cual es equivalente a una tasa de crecimiento acumulado negativo del -1,97 %. Ello supone casi dos décadas perdidas en términos de crecimiento económico y un retroceso respecto al año 1998, dejando al país con un aparato productivo profundamente diezmado y con una escasa capacidad para generar riqueza. Dicho de otra manera, lo anterior evidencia claramente el pobre desempeño económico en términos de crecimiento que ha tenido el país durante el periodo de la Revolución Bolivariana. Por último, se puede también apreciar en la Gráfico I cómo Venezuela nunca había experimentado cinco años consecutivos de recesión económica como ha ocurrido en el periodo 2013-2018.

Gráfico I. Tasas de crecimiento PIB (%) 1951-2018

Fuente: Banco Central de Venezuela.

De igual manera, para analizar en profundidad el desempeño macroeconómico en términos agregados e históricos, se puede apreciar que en el periodo 1999-2018, Venezuela registró una caída en el PIB en diez de los últimos diecinueve años, lo que significa que durante la mitad del periodo de la Revolución Bolivariana la economía muestra importantes caídas en la producción de bienes y servicios. Por su parte, en el periodo de estudio, la segunda mayor tasa de decrecimiento económico acumulado (-15,9 %) se registró entre 2001-2003, años en los cuales el país experimentó una aguda crisis política, caracterizada esencialmente por un golpe de Estado (2002) y un paro petrolero (2003). De igual manera, en el año 1989 se registró un decrecimiento del 13,9 % consecuencia de las necesarias, pero costosas, medidas de Ajuste Macroeconómico y Cambio Estructural implementadas ese año y producto de una alta conflictividad política y social, cuya expresión cúspide se materializó en el fenómeno conocido como el «Caracazo» de febrero de 1989. Las líneas punteadas en la Gráfico I muestran el comportamiento del PIB venezolano en tres periodos claramente diferenciados: 1950-1979, 1980-1998 y 1999-2018.

Con el objetivo de cuantificar de manera más rigurosa el desempeño de la actividad económica de Venezuela en los últimos sesenta y ocho años, se cuantificó la evolución del PIB per cápita a precios de 1997 durante el periodo 1951-2018 (Gráfico II). En este gráfico se evidencia cómo en los últimos cinco años, entre 2014 y 2018, la economía venezolana ha experimentado una fuerte contracción en términos per cápita, pasando de 2.091,2 bolívares en 2013 a 1.103,0 en 2018, lo que representa una pérdida del 54,8 % de la producción de bienes y servicios por habitante. Asimismo, dicho nivel de PIB per cápita no se registraba desde el año 1952, es decir, para el año 2018 la economía venezolana presentaba valores similares a los niveles registrados sesenta y seis años atrás, consecuencia de la contracción del PIB de los últimos años. De la Figura II también se desprende que luego de casi cuatro décadas, desde 1980 a 2018, el país no ha mostrado avances significativos en la producción de bienes y servicios para cubrir las necesidades de consumo y mejorar el bienestar de la población, e incluso presenta niveles de actividad económica inferiores a los registrados en 2003 y 1989, años en los cuales la nación experimentó crisis económicas y altos niveles de conflictividad política y social. En resumen, en los últimos cuarenta años, la economía venezolana simplemente no ha crecido.

Gráfico II. Evolución del PIB per cápita 1951-2018
(Miles de Bolívares a precios de 1997)

Fuente: http://www.bcv.org.ve/c2/indicadores.asp BCV AGREGADOS MACROECONÓMICOS: PIB a precios corrientes y constantes. Serie desde 1950 (Anual), http://www.imf.org/en/Publications/WEO/Issues/2017/04/04/world-economic-outlook-april-2017 FMI World Economic Outlok, http://www.ine.gov.ve/index.php?option=com_content&view=category&id=98&Itemid=51 INE. Proyección de la población 2000-2050 y cálculos propios.

III. Origen del colapso económico

Es importante destacar que el desempeño negativo de Venezuela en términos de actividad económica se inició en el primer y segundo trimestre de 2014; paradójicamente, cuando el precio del petróleo era todavía muy alto: 88,4 dólares por barril promedio para ese año. Es decir, la crisis económica de Venezuela comenzó antes de la caída del principal producto de exportación de Venezuela, el petróleo. En este sentido, la caída de la materia prima más volátil del mundo en el periodo 2014-2018 ciertamente exacerbó el desequilibrio macroeconómico, pero no fue el origen del colapso (Gráfico III). En su lugar, un desacertado modelo de desarrollo implementado durante dieciocho años fue el verdadero origen del colapso de la economía venezolana, particularmente: 1) una incoherente política económica, caracterizada entre otros factores por una inflexible política cambiaria, con controles de cambio y tipos de cambio múltiples, que produjo una fuerte apreciación de los tipos de cambio oficiales (y que generó un auge de importaciones y la destrucción del aparato transable de la economía); 2) un ambiente de hiperregulación (controles de precios, de cambio, de tasas de interés, en el ámbito laboral, etc.); 3) sistemáticas expropiaciones y nacionalizaciones que contrajeron el aparato productivo y generaron flujos de inversión privada nacional e internacional de los más bajos de su historia; 4) crecimientos sustanciales de los niveles de endeudamiento y completo agotamiento de los recursos ahorrados en el Fondo de Estabilización Macroeconómica (FEM). A ello se une una deuda pública contraída a precios muy bajos y en altos volúmenes, gracias al efecto colateral que generaron los altos precios del petróleo durante el periodo 2004-2014, lo cual condujo a que la deuda pública total venezolana creciera de manera significativa en ese periodo. Todo esto dejó al país sin ninguna posibilidad de realizar una política fiscal contracíclica durante la caída de los precios del petróleo.

Durante el periodo de la Revolución Bolivariana, una de las principales debilidades de la política económica fue la inexistencia de un verdadero fondo de estabilización macroeconómico, que utilizara el ahorro generado en los periodos de boom para estabilizar la economía ante los shocks asimétricos o exógenos como la caída en los precios del petróleo. Este cíclico evento de la caída de los precios del petróleo ocurrió con mucha fuerza a partir del 2014, quedando la economía venezolana totalmente expuesta y generándose la peor crisis económica contemporánea justo tres años después del incremento más grande de precios petroleros que ha vivido la economía del país en su historia.

Al analizar la evolución del PIB de los países de Sudamérica para el periodo 1999-2018 (Gráfico IV), observamos que Venezuela exhibió el crecimiento más bajo de la región, e incluso fue el único país del bloque que mostró un crecimiento acumulado negativo en los últimos dieciocho años, producto de una desacertada política económica y la profundización de un modelo rentístico petrolero que, aunado a la ausencia de disciplina fiscal y monetaria, han derivado en un entorno económico ampliamente desfavorable caracterizado por el deterioro del aparato productivo nacional, alta y persistente inflación, altos niveles de escasez de bienes y servicios, endeudamiento creciente y reducción de la inversión extranjera en el país. Por ejemplo, Venezuela exhibe un crecimiento acumulado del -25 %, cuando la región en el mismo periodo creció en promedio más del 80 %. La situación es aún más dramática si lo comparamos con las economías más dinámicas de Sudamérica en las últimas dos décadas: Perú y Bolivia, cuyos PIB crecieron a tasas acumuladas del 151,0 % y 121,9 %. Es importante destacar que tanto Perú como Bolivia aplicaron modelos de desarrollo que difirieron entre sí, el primero con enfoque de economía de mercado y el segundo con uno dirigido por el Estado y orientado a lo social. De lo anterior se desprende que el desempeño macroeconómico de un país no obedece necesariamente a aspectos ideológicos ni a tendencias políticas de los gobiernos, sino a la calidad de políticas económicas implementadas.

Gráfico III. Variaciones anuales del PIB y precios del petróleo 1999-2018

Fuente: http://www.bcv.org.ve/c2/indicadores.asp AGREGADOS MACROECONÓMICOS: PIB por actividad económica. Precios constantes. Base 1997 (trimestral). http://www.mpetromin.gob.ve/portalmenpet/secciones.php?option=view&idS=45. Ministerio del Poder Popular de Petróleo y cálculos propios.

IV. evolución histórica en perspectiva comparada. análisis por países

Con el objetivo de ubicar en perspectiva qué significan cinco años consecutivos de decrecimiento económico como el que experimentó Venezuela en el periodo 2013-2018, se presenta la Tabla I. Dicha tabla muestra un resumen de la cantidad de naciones que han experimentado cinco o más años consecutivos de recesión económica, organizado por grupo de países para el periodo 1980-2018. En total solo 7 países de los 192 que conforman la muestra son los que han experimentado contracciones en su PIB en cinco o mas años consecutivos de acuerdo con las cifras del FMI, siendo Latinoamérica y África Subsahariana las regiones del mundo con mayor número de países que evidencian estos negativos y persistentes ciclos recesivos.

Gráfico IV. Crecimiento económico de los países SuDamericanos, periodo 1998-2018 (Variaciones del PIB en porcentajes)

Fuente: Fondo Monetario Internacional, World Economic Outlook Databases. http://www.imf.org/en/Publications/WEO/Issues/2017/04/04/world-economic-outlook-april-2017 y cálculos propios.

Tomando en consideración que Venezuela en el periodo 2013-2018 ha experimentado cinco años consecutivos de contracción económica y que pertenece al grupo de países de Latinoamérica, y dado que esta región posee el mayor número de países con más de cinco años consecutivos de recesión, la Gráfico V muestra en detalle los países de Latinoamérica en términos de magnitudes acumuladas de decrecimiento y los periodos en los cuales ocurrieron dichas contracciones del PIB. En este sentido, se observa que Venezuela, durante el periodo de la Revolución Bolivariana, mantiene la mayor contracción del grupo de países de la región entre 1980-2018, con una pérdida acumulada en su PIB cercana al 50 %. Para poner en perspectiva estos resultados es importante el caso de Nicaragua. Durante los primeros años de la presidencia de Daniel Ortega la producción de bienes y servicios se contrajo en un -18,82 %, lo que representa aproximadamente la mitad de la contracción experimentada por Venezuela en los últimos cinco años, aun cuando para este momento Estados Unidos estableció un bloqueo comercial sobre la nación centroamericana que impactó fuertemente en su desempeño económico. De manera similar ocurre con el caso de la crisis de Surinam de finales de los años ochenta y principios de los noventa, cuando luego de una aguda crisis económica la nación perdió un 19,77 % de su PIB. En resumen, de los diez mayores decrecimientos en magnitud en la historia reciente de América Latina, Venezuela se posiciona como el más importante, con una diferencia de casi 24 puntos porcentuales sobre el país que se encuentra en el segundo lugar: Trinidad y Tobago. Todo esto en un contexto en que ocho de estos diez países experimentaron fenómenos recesivos durante la década de los ochenta y noventa.

TABLA I. Número de países con más de cinco años consecutivos de contracción del PIB agrupado por grupoS de países
(periodo 1980-2018)

Región

Países

Años de recesión consecutivos

5

6

7

8

9

10

Latinoamérica y el Caribe

Argentina, Bolivia, Guyana, Nicaragua, Paraguay, San Cristóbal y Nieves, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela

3

2

1

1

África Subsahariana

Burundi, Camerún, República Democrática del Congo, Guinea Ecuatorial, Seychelles, Sierra Leona, Togo y Zimbabue

1

1

1

1

Mancomunidad de Naciones y Estados Independientes

Moldavia, Rusia, Tayikistán, Turkmenistán, Ucrania

1

1

Medio Oriente y norte de África, Afganistán y Pakistán

Yibuti, Libia, Catar, Arabia Saudí

1

Países europeos emergentes y en desarrollo

Bulgaria, Croacia, Hungría y Rumanía

1

1

1

Otras economías avanzadas

Puerto Rico y San Marino

2

Zona Euro

Grecia

1

Total general

7

5

4

2

1

1

Fuente: Elaboración propia a partir del Fondo Monetario Internacional, «World Economic Outlook Databases». http://www.imf.org/en/Publications/WEO/Issues/2018/04/04/world-economic-outlook-april-2018.

La Tabla II muestra el ranking mundial de las mayores tasas de decrecimiento acumulado en un periodo de cinco años, ubicando los países según la siguiente distribución geográfica: cinco africanos, tres europeos, dos asiáticos y tan solo uno latinoamericano. En el puesto número dos Venezuela, solo superado por Ucrania. Por otra parte, al menos la mitad de los países de esta lista han estado inmersos en guerras civiles o alta conflictividad política durante los periodos señalados, mientras que en Venezuela esta situación fue fundamentalmente generada por un desacertado modelo económico que ha profundizado la dependencia del país en su principal fuente de ingresos: el petróleo, lo que ha llevado al país a su peor crisis en su historia contemporánea.

Tabla II. Países con la mayor tasa de decrecimiento acumulada durante cinco años consecutivos a nivel mundial (1980-2018)

Posición

País

Periodo

Variación PIB (%)

1

Ucrania

1992-1997

-49.54

2

Venezuela

2013-2018

-49.32

3

Sierra Leona

1994-1999

-49.19

4

Turkmenistán

1992-1997

-42.84

5

República Democrática del Congo

1989-1994

-37.80

6

Bulgaria

1989-1994

-36.75

7

Zimbabue

2001-2006

-35.29

8

Rumania

1987-1992

-29.72

9

San Marino

2008-2013

-28.32

10

Grecia

2008-2013

-26.27

11

Trinidad y Tobago

1982-1987

-25.18

12

Camerún

1987-1992

-20.76

13

Surinam

1989-1994

-19.77

14

Nicaragua

1984-1989

-18.82

Fuente: Elaboración propia a partir del Fondo Monetario Internacional, «World Economic Outlook Databases».

Igualmente, en el 2018, sobre la base de estimaciones del FMI, Venezuela tuvo la mayor tasa de contracción económica (-19,6 %) de todos los países miembros de la OPEP y la mayor tasa de inflación del mundo (130.060 %). En ese año ningún país miembro de la OPEP sufrió una inflación mayor al 17.9 % (Libia) y un decrecimiento del PIB mayor al -0,1 % (Irak). Esto también evidencia que el declive de los precios del petróleo no fue necesariamente el origen del colapso macroeconómico que Venezuela está sufriendo, dado que el ciclo de contracción económica comenzó antes de que ocurriera el descenso en los precios del petróleo. Además, no existe ninguna otra economía petrolera en el mundo que presente los desequilibrios macroeconómicos que Venezuela está evidenciando: aguda contracción económica, alta y persistente inflación y sistemática escasez de bienes básicos.

Gráfico V. Decrecimiento acumulado durante cinco años consecutivos de recesión en Latinoamérica en el periodo
(1980-2018)

Fuente: Elaboración propia, tomando en cuenta largos periodos recesivos y/o de hiperinflación, a partir del Fondo Monetario Internacional, «World Economic Outlook Databases». http://www.imf.org/en/Publications/WEO/Issues/2017/04/04/world-economic-outlook-april-2017.

Gráfico VI. Desempeño macroeconómico 2018 de los países
de la OPEP

Fuente: Fondo Monetario Internacional, «World Economic Outlook Databases». http://www.imf.org/en/Publications/WEO/Issues/2017/04/04/world-economic-outlook-april-2017 y cálculos propios.

Finalmente, si se compara el crecimiento acumulado del PIB de todos los países de la OPEP, en el periodo 1998-2018, se observa que Venezuela experimentó el menor crecimiento de los países que integran la organización Países Exportadores de Petróleo, e incluso registró una tasa acumulada negativa del -25.0 %, lo que representa un promedio abrumadoramente menor al registrado por los países de la OPEP (164 %). Fue, sin lugar a duda, el país que menos aprovechó el mayor auge petrolero en magnitud y duración de la historia, lo que revela el mal manejo macroeconómico por parte de la nación con las mayores reservas de petróleo del mundo.

Gráfico VII. Crecimiento acumulado 1998-2018 de los países
de la OPEP

Fuente: Fondo Monetario Internacional, «World Economic Outlook Databases». http://www.imf.org/en/Publications/WEO/Issues/2017/04/04/world-economic-outlook-april-2017 y cálculos propios.

V. La inflación y su impacto

Las políticas económicas adoptadas por los países de la región y la independencia de sus bancos centrales han permitido que la estabilidad de precios se haya convertido en la norma y no la excepción en Latinoamérica, al punto de que varios países que sufrieron hiperinflación en el pasado (ej., Bolivia, Brasil y Perú) han logrado reducirla a un dígito en un lapso corto de tiempo y en este momento el promedio de inflación del continente se ubica por debajo del 5 % anual al excluir a Venezuela. En este sentido, la elevada y persistente inflación en Venezuela puede ser atribuida a diferentes factores, entre ellos, al mal manejo de la política económica de los últimos años y particularmente la política cambiaria, fiscal y monetaria; la debilidad institucional del BCV; controles de precios, y la caída de la producción de múltiples rubros.

La tasa de variación del INPC (Índice Nacional de Precios al Consumidor) durante 2018 se ubicó en el 130.060 %, la más alta del mundo, y cerca de 26.000 veces el promedio del continente como resultado de una desacertada política económica caracterizada por incrementos más que proporcionales en los niveles de liquidez, emisión de dinero inorgánico por parte del BCV para financiar a Petróleos de Venezuela (PDVSA), controles de precios que desincentivan la producción y una política fiscal expansiva que impulsa la demanda de bienes y servicios. En resumen, Venezuela ha estado en los últimos diez años entre las diez inflaciones más altas del mundo, ocasionando impactos muy negativos sobre los ingresos de los agentes económicos, caída de los patrones de consumo, empobrecimiento y pérdida de bienestar de la población.

Consistente con esta afirmación, los economistas Steve Hanke y Charles Bushnell, en su trabajo «On Measuring Hyperinflation: Venezuela’s Episode» encuentran evidencia empírica que muestra que Venezuela ahora exhibe el 57 episodio histórico de hiperinflación medido en la «Tabla de Hiperinflacion Mundial de Hanke-Krus». La entrada a este grupo de países en hiperinflación depende de tres criterios de clasificación: (1) tasas de inflación superiores al 5 % por mes; (2) la persistencia de esta tasa por al menos treinta días consecutivos; y (3) documentación completa y consistente metodológicamente para que las estimaciones de inflación sean replicables (Hanke y Bushnell, 2017).

Por su parte, el salario mínimo real en Venezuela, como consecuencia de la alta y persistente inflación de la última década y las devaluaciones de la moneda, al cierre del año 2019, registra su valor más bajo de los últimos treinta y un años y el más bajo de América Latina. El salario mínimo en Venezuela para 2019 es equivalente a US$ 4,7 por mes, calculado al tipo de cambio oficial Dicom que rige una parte importante de las transacciones de la economía. Es decir, una importante proporción de los venezolanos vive con menos de 0,15 dólares de ingreso por día. Esto ocurre paradójicamente, como planteábamos inicialmente en este trabajo, en el país que posee las reservas petroleras más grandes del mundo, por lo tanto, uno de los países de mayor potencial económico en el continente. Del mismo modo, si tomamos en consideración el salario mínimo en dólares con tipos de cambio oficiales (Gráfico VIII), observamos como en los últimos cinco años el trabajador venezolano ha experimentado una disminución importante en su capacidad de compra y una pérdida de riqueza sin precedentes, pasando de 471,9 USD al cierre de 2013 a tan solo 4,7 USD en el 2019, lo que representa un salario 100 veces menor al de 2013.

Gráfico VIII. Evolución del salario mínimo en USD con tipos de cambio oficiales (periodo 1989-2019)

Fuente: BCV y cálculos propios.

VI. Niveles de escasez y producción de petróleo

A partir de 2013 comienza una fuerte escasez de divisas que ha dejado a la industria nacional sin la materia prima, repuestos y las maquinarias necesarias para continuar con el proceso productivo y sin los bienes finales importados para ser comercializados y abastecer al mercado, lo que genera fuertes restricciones para satisfacer una parte importante de la demanda de los consumidores. Para diciembre de 2019, el nivel de reservas internacionales totales reportadas por el BCV llega a US$ 7.537, lo que representa el nivel bajo de las últimas tres décadas.

Esta situación, sumada a los irracionales controles de precios, explican en gran medida los altos índices de escasez registrados en los últimos años, alcanzando el 29,4 % en marzo de 2014, de acuerdo con el índice de escasez publicado por el Banco Central de Venezuela. Aunque el BCV ha dejado de producir datos sobre escasez, las Cámaras que agrupan las diferentes actividades comerciales siguen produciendo algunos datos estadísticos y se puede verificar que hoy en día el nivel de escasez de rubros fundamentales para la vida, como medicinas, puede ser superior al 60 % de acuerdo con la Cámara de la Industria Farmacéutica.

La economía venezolana ha sido siempre altamente dependiente del petróleo, pero durante la Revolución Bolivariana esa dependencia fue exacerbada. Durante este periodo el petróleo llegó a representar el 96 % de las divisas necesarias para importar bienes y servicios. En consecuencia, prácticamente todo lo que se importa se realiza con dólares provenientes del petróleo. Dicho de otra manera, el petróleo genera los fondos que el país necesita para importar los bienes que consume y que utiliza para comprar los insumos importados para producir nacionalmente. De allí que la sequía de divisas haya impactado negativamente los niveles de abastecimiento de productos. Adicionalmente, los precios de la cesta petrolera venezolana son casi un tercio de los que tuvo el país durante los mejores momentos del boom de precios petroleros entre 2004-2014, situación que ha mermado el flujo de caja en divisas y comprometido la solidez de las Reservas Internacionales, cuyo valor al cierre del mes de diciembre de 2019, como se mencionó en la primera parte de este trabajo, se ubicaba en tan solo 7.537 millones de USD.

Es importante agregar que la fuerte apreciación del tipo de cambio generó un boom de importaciones, pero al mismo tiempo y consecuencia del mismo fenómeno, esta apreciación provocó una caída de las exportaciones no petroleras, profundizando la crisis en el aparato transable de la economía y mostrando señales de lo que la literatura económica conoce como la «Enfermedad Holandesa». Para cierre del 2015, última cifra oficial con la que se cuenta, las exportaciones no petroleras eran menores a las registradas en 1999 y, particularmente en los últimos dieciocho años, se ha registrado una fuerte contracción del sector exportador no petrolero. Esta apreciación del tipo de cambio oficial fue posible mantenerla por largos periodos gracias a los altos precios del petróleo que disfrutó la economía venezolana durante años, evidenciando nuevamente el rol de la renta petrolera para sostener el balance externo de la economía, a pesar de los persistentes déficits de cuenta de capital, de la importante caída de las exportaciones no petroleras y de la sistemática disminución de la producción petrolera. En particular en el ámbito petrolero, la contracción de la actividad petrolera desde el año 2001 ha implicado una tendencia decreciente en la producción de petróleo, lo que puede mostrar indicios del sostenido deterioro operacional, gerencial y de caída de la inversión en la industria petrolera. De acuerdo con el Boletín Estadístico Anual 2018 de la OPEP, el nivel de producción de Venezuela para diciembre fue 1.511.000 b/d, lo que representa una disminución de más de 1.609.000 barriles con respecto al nivel de producción del país para el año 1998 (3.120.000 b/d), justo antes de que se iniciara el periodo de gobierno de la Revolución Bolivariana. Evidentemente, esta reducción en los niveles de producción de petróleo y la absoluta concentración del petróleo en términos de las exportaciones (96 % del total de las exportaciones para el 2018) hacen mucho más vulnerable la economía a las fluctuaciones de los precios del petróleo.

Otra expresión del incoherente manejo macroeconómico y del negativo ambiente de negocios que ha generado el modelo de desarrollo implementado, está representada por los bajos niveles de inversión extranjera directa. Como evidencian los datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), Venezuela ha dejado de ser un receptor importante de inversión extranjera directa durante los últimos años, lo que ubica al país entre los más bajos destinatarios de inversión extranjera del continente. Esto, sumado a la baja tasa de inversión privada nacional consecuencia de las expropiaciones, nacionalizaciones y controles de precios, ha hecho inviable la producción de muchos bienes y servicios nacionalmente, generando como resultado unas muy adversas condiciones para el desarrollo de la actividad empresarial privada en el país, agudizándose así la dependencia de la economía a los flujos de inversión pública que pueda generar el petróleo.

VII. Impacto social del colapso económico

Consecuencia de las altas y persistentes inflaciones de la última década y de las fuertes devaluaciones del tipo de cambio, el salario mínimo real para el 2018 fue el más bajo de los últimos treinta años y el menor de América Latina. Este proceso de caída de los ingresos reales y el empobrecimiento de los venezolanos lo evidencia muy claramente el estudio de pobreza realizado por tres universidades nacionales a través de la encuesta de condiciones de vida ENCOVI (2017). Esta encuesta cuantifica las condiciones de vida de los venezolanos y muestra que para cierre del 2016 el nivel de pobres y pobres extremos en Venezuela fue del 87 % cuando en 1998, año previo al inicio del gobierno de la Revolución Bolivariana, era del 45 %. Después de veinte años y de más de US$ 947.000 millones en ingresos por exportaciones petroleras, Venezuela es un país más pobre y depauperado que cuando comenzó el proyecto político Bolivariano.

Gráfico IX. Hogares en condición de pobreza, 1998-2017

Fuentes: Encuesta social (ENSO, 1998), PNUD-OCEI 2000 y Encuesta de condiciones de vida (2017). UCAB-USB-UCV (2017).

Todos los indicadores sociales muestran un panorama desolador de la actual coyuntura venezolana. No solo la pobreza aumentó de manera exponencial, sino que además cerca de tres cuartas partes de su población ha perdido peso en el último año consecuencia de la caída en la ingesta calórica asociada a la abrupta caída del ingreso real de los venezolanos. En promedio, el 64,3 % de la población ha perdido, por término medio 11,4 kilos de peso, debido a la caída del ingreso real y a la fuerte escasez de bienes básicos, entre ellos alimentos y medicinas. Igualmente, la tasa de homicidios, otro indicador clave de calidad de vida, ha crecido de manera exponencial durante todos los años de la Revolución Bolivariana, siendo para el año 2017 una de las más altas del mundo: 89 por cada 100.000 habitantes cuando en 1998 era de 20 por cada 100.000 habitantes (ENCONVI, 2017), convirtiendo a Caracas en una de las ciudades mas violentas del mundo. Es importante destacar que, aunque todos los venezolanos son víctimas de este drama social, una gran proporción de esos homicidios ocurre en las zonas más pobres de Venezuela, lo cual es evidencia de que la probabilidad de ser asesinado está desigualmente distribuida en Venezuela y son los más humildes las víctimas más probables de esta terrible fatalidad.

VIII. Conclusiones

Para el periodo entre los años 2014 y 2018 el Producto Interno Bruto de Venezuela se contrajo en cerca de la mitad (-49,32 %) y la hiperinflación calculada por el FMI para el 2018 fue del 130.060 %. El lado social del colapso económico es aún más demoledor: la pobreza aumentó del 45 % en 1998 al 87 % en 2017; cerca de tres cuartas partes de su población ha perdido peso, debido a la abrupta caída del ingreso real y de la fuerte escasez de bienes básicos. Igualmente, la tasa de homicidios ha crecido de manera exponencial durante el periodo de la Revolución Bolivariana. Venezuela vive, paradójicamente, un colapso económico, social y humanitario a solo tres años de haber recibido el impacto petrolero positivo más extraordinario en magnitud y duración de su historia.

Utilizando datos mundiales del FMI para el periodo 1980-2018 para 192 países y del BCV para el periodo 1950-2018, se realizó un análisis histórico y comparativo del desempeño macroeconómico de Venezuela, con especial énfasis en el periodo de la Revolución Bolivariana (1999-2018) y la coyuntura actual de colapso macroeconómico (2014-2018) y se demostró que Venezuela en este último periodo está en presencia de la peor crisis económica de su historia. De igual manera, las erradas políticas económicas llevadas a cabo durante el periodo de la Revolución Bolivariana lograron posicionar al país con la menor tasa de crecimiento acumulada de la región (-25 %) durante el periodo 1999-2018. Adicionalmente, analizando el periodo de estudio 1980-2018, Venezuela es el país con la mayor tasa de decrecimiento acumulada durante cinco años consecutivos en América Latina y entre los dos peores del mundo para el periodo.

En definitiva, el modelo de Venezuela representa, en primer lugar, el agotamiento de un modelo de desarrollo basado en la inyección de petrodólares en la economía. Junto a ello, constituye un ejemplo de crecimiento basado en los incrementos del gasto público, gracias a los coyunturalmente altos precios del petróleo, a la alta tasa de endeudamiento, el déficit del Fondo de Estabilización Macroeconómica y al aumento del consumo, que no estaba respaldado por una mayor producción bienes y servicios e inversión privada. En esencia, una política económica muy inconsistente, que incrementó el control del gobierno en la economía y, en general, la implementación de un modelo de desarrollo que rechazó completamente la iniciativa privada y llevó a la economía venezolana al colapso macroeconómico.

El petróleo puede generar esas paradojas económicas y crear las condiciones para que proyectos políticos completamente desprovistos de un mínimo de sensatez económica gobiernen por un largo tiempo. Inclusive, esos proyectos políticos pueden retardar los tiempos de los ajustes, pero tarde o temprano, hasta una economía petrolera con abundantes recursos naturales, tiene que enfrentar las consecuencias del mal manejo macroeconómico y del errado modelo de desarrollo adoptado. Para la economía venezolana, desafortunada o afortunadamente, el momento de rendir cuentas sobre estas decisiones ha llegado.

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[1]. A lo largo de este trabajo todos los datos de crecimiento del PIB provienen de magnitudes en términos reales.

[2]. Países como Sierra Leona o la República Democrática del Congo en el África son ejemplos de países que han vivido grandes desequilibrios macroeconómicos, similares a los de Venezuela, pero consecuencia de conflictos bélicos o guerras civiles.

[3]. Año a partir del cual el BCV registra información en sus bases estadísticas del desempeño económico de Venezuela.

[4]. Durante el Viernes Negro, ocurrido en el mes de febrero del año 1983, el bolívar experimentó una devaluación del 74 %, implementándose un control de cambios para tratar de impedir la fuga de capitales. Igualmente, el 27 de febrero de 1989 ocurrió el denominado «Caracazo», un periodo de gran turbulencia social y política donde se produjeron sistemáticos saqueos en todo el país y miles de personas fueron asesinadas por las fuerzas de seguridad del Estado.

[5]. La Revolución Bolivariana es el periodo histórico que se inicia con la victoria electoral de Hugo Chávez en diciembre de 1998, se acentúa con el cambio constitucional que da inicio formalmente a la V República y que continúa con el gobierno de Nicolás Maduro a partir del año 2015.